La expresión «armarse un tiberio» se la he oído mucho a mi abuela. Quiere decir que se arma un gran alboroto con desorden. Suele ir acompañado de quejas, reyertas y destrozos, pero también sirve para utilizarla de forma más sencilla como para hacer referencia a ajetreo, diversión o mucha fiesta. También se podría usar de la siguiente forma: «¡Tengo montado un tiberio en la oficina!», dando a entender que hay asuntos complicados, que implican mucho jaleo.

El origen de esta expresión está relacionado con Tiberio Claudio Nerón (42 a. C. – 37), hijastro y yerno del emperador Augusto, a quién le dio la corona por haber fallecido el resto de sus herederos, y se convirtió en Tiberio Julio César. Tiberio fue un emperador tirano que se pasó su vida desentendiéndose de asuntos públicos y centró todas sus energías en sobrevivir a una corte plagada de asesinos y conspiradores, ajusticiando a amigos, parientes y todo aquel que al morir le reportara beneficios. De Tiberio se recuerdan grandes matanzas y de ahí esta expresión española.

Y ahora que conoces esta expresión, ¿vas a usarla?